En este caso, se narra la historia de una pandilla de
jóvenes que roban en las casas de los famosos y que entre 2008 y 2009
sustrajeron objetos personales de los personajes por valor de tres millones de
dólares. Aunque la película parece enaltecer estas conductas, no hace sino una
caricatura de los personajes, e intenta que el espectador se empape de la banalidad
que envuelve sus vidas. Realmente es una crítica a la sociedad y valores
contemporáneos, que puede ser malentendida por el espectador que ya está impregnado
de la forma de vida y gustos de los protagonistas.
En la película, los personajes no tienen una identidad
propia sino que dedican sus vidas a construirlas con pequeños retazos que
les da la sociedad de consumo. Dedican a crear una estética e ideales “robando”
la de las personas famosas a las que admiran. Emplean su tiempo en zambullirse
en las vidas ajenas, idolatrándolas y llevándolas a las más altas cotas de
mitificación. Viven por tanto una mentira consumista, un éxtasis de
superficialidad sin que puedan tener una realidad propia a la que sostenerse,
ya que creen poder construir sus vidas con pinceladas de otras.
Y esto no es otra cosa que el tiempo en el que vivimos. Lejos
de encontrar un propósito propio, gran parte de las personas están dedicadas a
recrear una estética o un sentido vital acumulando objetos de consumo que creen
que les identifican. El valor del objeto y no del sentido del mismo, el
enaltecimiento de la sobreexposición (si no te ven, no existes), la
superficialidad de lo material, la abnegada admiración de corrientes alejadas
del contexto de cada uno y el “aquí y ahora”; es el que guía las vidas de muchas
personas en la actualidad al igual que ocurre con los personajes de la
película. Por tanto, la cinta es el reflejo del vacío que inunda el interior de
ciertas personas, que no pueden ofrecer nada de sí mismos más que una estética
fotocopiada; relegando así su sentido vital a la posesión de cosas y su muestra
al resto.
Qué mejor manera de reflejar esta situación encarnada en
adolescentes, esos débiles seres humanos a los que la incomprensión les lleva a
cometer alguna que otra barbaridad en la búsqueda de su sitio. En este caso los
robos son muestra de ello. Ligando películas de Coppola, esto ya lo pudimos ver
con “Maria Antonieta”, la reina adolescente que escapaba de la presión a su
manera, o con “Las Vírgenes Suicidas”. Es una vuelta de tuerca al tema, pero
ahora ridiculizando al personaje y a todo el engranaje que lo envuelve.
1 comentarios:
Me encanta encontrarme este post y más ahora que estoy en etapa Coppola.
¡Qué bien que la recomiendes-critiques, Serch!
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