En España los periódicos más leídos son el As y el Marca,
puede dar vergüenza una sociedad así, pero es que hay que ser muy valiente para
leer el periódico todos los días sin salir indignado hasta el tuétano.
En esta España nuestra quien no disfruta desde luego es
porque no quiere, porque en algún lado se ha colgado un cartel de “Tonto el
último”.
Encabeza la semana nuestra Infanta, gastándose 1800 euros de
dinero público en Sushi el día de su cumpleaños y alguna que otra facturilla de
globos para el cumple de sus hijos. Pero de verdad, ¿cuánto sushi puede comprar hasta 1800 euros? Vale que no es que llenen mucho... O que habría mucha gente en el
cumple… No sé. No vamos a hablar de Urdangarín porque no acabábamos.
“Griñán da a UGT y Comisiones Obreras 2,3 millones de euros
para cursos en Venezuela y Ecuador”, mientras tanto UGT se quedaba con parte
del dinero como gastos de control de proyectos y por si fuera poco, la Junta de Andalucía investigará un “posible” gasto en mariscadas y Karaokes. Aquí quién no disfruta es porque no quiere. Menos
mal que alguno va dimitiendo, ya no quedaba más vergüenza. Después de que
saliera también que cargó su cena anual en su caseta de la feria a la Junta.
Ya como está el mundo del revés, los abuelitos no son seres
adorables que maleducan a sus nietos: “Dos octogenarios esclavizan a mujeres
inmigrantes, una de ellas afirma que también sufrió una agresión sexual por
parte de un anciano de 83 AÑOS.”
Y la verdad que me dejo para el final lo más terrible,
Parot, que no sale de mi asombro como la justicia hace tan mal su papel y ya a
lo que se dedica es a desproteger. Todas esas violaciones, muertes, acosos,
maltratos, robos y demás atrocidades… ¡IMPUNES! Dentro de poco va a dar miedo
salir a la calle y se va a penar más no pagar el piso, o la descarga de
películas que los verdaderos delincuentes.
Dejemos de hablar de eso. El próximo artículo que escriba
sobre el periódico será de cosas buenas, y bonitas que pasen a nuestro
alrededor, sé que será complicado, pero lo encontraré, tenemos que tener algo a
lo que agarrarnos, y desde luego que no puede ser ni a la justicia, ni a los
políticos, ni a los banqueros.
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